Alfonso V de Aragón
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Alfonso V de Trastámara, llamado el Magnánimo (Medina del Campo, 1396 – Nápoles, 1458). Rey de Aragón, Valencia (Alfonso III), Mallorca (Alfonso I), Sicilia (Alfonso I) y Cerdeña (Alfonso II), conde de Barcelona (Alfonso IV) (1416 – 1458) y rey de Nápoles (Alfonso I) (1442 – 1458).
Hijo primogénito de los infantes de Castilla Fernando de Antequera y Leonor Urraca, Condesa de Alburquerque, se convirtió en heredero al trono de la Corona de Aragón cuando su padre fue proclamado rey, el 24 de junio de 1412, en el compromiso de Caspe.
Trasladó su corte a la ciudad de Nápoles, donde desarrolló un importante mecenazgo cultural y literario que se convirtió en uno de los focos de entrada del humanismo renacentista en el ámbito de la Corona de Aragón. Esta actividad se convirtió en una de sus ocupaciones prioritarias, puesto que, en sus propias palabras, “Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer”. Producto de este patrocinio cultural fue un círculo de poetas de cancionero cuya obra recoge el Cancionero de Stúñiga.
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[editar] Biografía
Representaba el linaje de la Casa de Aragón por la rama materna, y por la rama paterna era descendiente de la Casa de Trastámara, noble familia castellana. Era rey de Sicilia por derechos hereditarios. Se disputaba la isla de Cerdeña con Génova y conquistó el reino de Nápoles. Luchó y triunfó entre el exuberante desarrollo de la individualidad que acompañó el resurgimiento del conocimiento y el nacimiento del mundo moderno.
Cuando fue hecho prisionero por Filippo Maria Visconti, duque de Milán, en 1435, Alfonso persuadió a su feroz y hábil captor para que lo liberara dejando claro que a Milán no le interesaba evitar la victoria del partido aragonés en Nápoles.
Como genuino príncipe del Renacimiento favoreció a los hombres de letras a quienes confió preservar su reputación para la posteridad. Su devoción hacia los clásicos fue excepcional, incluso en aquellos tiempos. Por ejemplo, Alfonso detenía a su ejército en piadoso respeto ante el lugar de nacimiento de un escritor latino, llevaba a Tito Livio o a César en sus campañas y su panegirista Panormita no consideraba una increíble mentira el decir que el rey fue curado de una enfermedad cuando se le leyeron unas páginas de la biografía de Alejandro Magno escrita por Quintus Curtius Rufus. Sin embargo, los clásicos no habían refinado sus gustos, y se divertía incitando a los eruditos, que abarrotaban su corte, a vituperarse unos contra otros con un indescriptible y sucio latín, en escaramuzas dialécticas que estaban de moda por entonces.
Alfonso no cimentó nada y, tras su conquista de Nápoles en 1441, gobernó gracias a sus mercenarios soldados y sus no menos mercenarios hombres de letras.
Tuvo contactos diplomáticos con el imperio de Etiopía. En 1428, recibió una carta de Yeshaq I de Etiopía, entregada en mano por dos dignatarios, en la cual le proponía una alianza contra los musulmanes, sellada por un doble matrimonio, el del infante Don Pedro con la hija de Yeshaq, a condición de que éste llevara a Etiopía a un grupo de menestrales. No está claro si Alfonso respondió a esta carta ni en qué términos, aunque un mensaje enviado al sucesor de Yeshaq, Zara Yagob en 1450, escribía que estaría encantado de enviarlos si se garantizaba su seguridad, ya que en una ocasión anterior toda una partida de trece de sus súbditos habían perecido en el viaje.
[editar] Política interna
Tuvo graves problemas con el Parlamento, cuando éste solicitó reformas en el gobierno y la destitución de sus consejeros castellanos. Convocó las Cortes Catalanas los años 1419 y 1420. En 1420, el rey zarpó, con una expedición, a Cerdeña, Córcega y Sicilia, pese a la oposición frontal de las Cortes Aragonesas que se oponían a la expansión de la corona de Aragón por el Mediterráneo.
[editar] Política externa
Cuando regresaba de la expedición a las islas mediterráneas el rey destruyó el puerto de la ciudad de Marsella (1423).
Entre 1429 y 1430 se enzarzó en una guerra con Castilla para defender los derechos de sus hermanos, los infantes de Aragón y Castilla.
Alfonso V ambicionaba el reino de Nápoles, y cuando se encontraba en Sicilia, tras la expedición llevada a cabo contra las islas de Yerba (1432) y Trípoli (1434), se dirigió contra Gaeta, pero la flota catalana fue derrotada en Ponza por una flota conjunta del ducado de Milán, el Papado y los reyes angevinos de Nápoles. En este enfrentamiento muchos nobles, incluido el rey, fueron apresados, pero el cambio de bando del duque de Milán, que se alió con Alfonso, permitió que éste volviera a intentar la conquista del reino a partir de 1436, la victoria aragonesa se produjo en 1442.
Desde ese momento, Alfonso, se preocupó mucho más por los asuntos italianos (y de las guerras contra los turcos), en detrimento de la política interna. No regresó más a la Península, se quedó definitivamente en Nápoles, rodeado de una inmensa corte, abandonando sus reinos ibéricos y dejando la corona de Aragón en manos de su hermano, el infante Juan. Hizo construir en Nápoles el Castel Nuovo, por el arquitecto mallorquín Guillermo Sagrera.
A partir de entonces su reinos ibéricos entraron en una completa crisis política. Cabe destacar la sublevación (1448) de unos campesinos (payeses de remensa) mallorquines que se alzaron contra los ciudadanos de Palma, provocada por el exceso de control que los patricios ejercían sobre las clases más pobres; y en Barcelona se desarrollaban las luchas entre los campesinos y los burgueses.
[editar] Fin del reinado y muerte
Su reinado se acaba con dos guerras: una contra su cuñado, Juan II de Castilla, entre los años 1445 y 1454, y otra con Génova que se inició en 1454 y continuó hasta su muerte, ocurrida el 27 de junio de 1458 en el castillo del Ovo (Nápoles). En 1671 Pedro Antonio de Aragón, virrey de Nápoles obtuvo el permiso para trasladar desde allí los restos de Alfonso el Magnánimo y depositarlos en los Sepulcros Reales del monasterio de Poblet. Se construyó una tumba con gran pedestal junto a los sepulcros reales, en el crucero, en el lado del Evangelio. Sólo queda en la actualidad (año 2007) la base o pedestal restaurado.
[editar] Nupcias
En 1408 Alfonso se comprometió con María de Castilla (1401–1458), hija de Enrique III el Doliente, y prima suya. El matrimonio se celebró en la catedral de Valencia el 12 de junio de 1415. No tuvieron descendencia.
De su relación con Giraldona de Carlino, tuvo tres hijos naturales:
- Fernando (1423 – 1494), su sucesor en el reino de Nápoles con el nombre de Fernando I;
- María (? –1449);
- Leonor (¿? – ¿?).
[editar] Sucesión
En la corona de Aragón, Sicilia y Cerdeña, le sucedió su hermano Juan. El reino de Nápoles quedó en manos de su hijo bastardo Fernando.
Predecesor: Fernando I |
Rey de Aragón y de Sicilia 1416 – 1458 |
Sucesor: Juan II |
Predecesor: Renato I |
Rey de Nápoles 1442 – 1458 |
Sucesor: Fernando I |
[editar] Véase también