Amalia Solórzano

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Amalia Solórzano

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Amalia Alejandra Solórzano Bravo (Tacámbaro, Michoacán, 1912). Esposa del presidente de México, Lázaro Cárdenas, madre del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas y abuela del gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas Batel.

Tabla de contenidos

[editar] Orígenes y estudios

Doña Amalia provenía de Tacámbaro, estado de Michoacán, lugar que la vio nacer en 1912. Hija de una familia de buena posición donde su padre, Cándido Solórzano Morales, era ranchero y comerciante. Su madre, Albertina Bravo Sosa, estaba dedicada al hogar, a atender a sus ocho hijos y a llevar la contabilidad de su marido. Amalia estudió en una escuela oficial de Tacámbaro hasta que, llegaron unas monjas guadalupanas que abrieron un colegio.

[editar] Matrimonio con Cárdenas

Cuándo el Gral. Lázaro Cárdenas andaba en campaña para ser gobernador de Michoacán, llegó hasta esa región y conoció a la muchacha. Fue en una comida ofrecida en la huerta llamada “Los Pinos”, en la que el Gral. Cárdenas y doña Amalia se hicieron novios. Sin embargo, su familia se opuso a la relación ya que; ella era muy joven y el era soldado. Terminado el periodo de gobierno de Cárdenas en Michoacán, el 25 de septiembre de 1932 se casaron. Lo hicieron en una ceremonia civil que era la única que reconocían las leyes del país y la única que el general aceptaba. Luego de la boda, los Cárdenas se fueron a pasear por varios lugares del estado hasta que, al general recibió órdenes de irse a Puebla. De allí y por sus diversos cargos, pasaron a la ciudad de México donde fijaron una residencia en la colonia Guadalupe Inn. La pareja tuvo dos hijos Palmira (que murió al poco tiempo) y Cuauhtémoc Cárdenas.

[editar] Primera Dama de México

Doña Amalia se dedicaba a cuidar a su hijo y a otros niños que vivían con ellos, algunos de ellos eran hijos que había tenido el general anteriormente y otros pequeños que recogía en sus giras, o que eran hijos de sus ayudantes y empleados y que se convertían en compañeros de su hijo Cuauhtémoc. Doña Amalia vestía discretos trajes de calle y no usaba joyas, aunque sí le gustaban los sombreros. No jugaba bridge ni usaba pieles, como era la costumbre de las señoras de buena posición; tampoco tuvo una vida social activa. Durante los primeros años del gobierno de su marido no asistía a actos oficiales, ni siquiera fue a la toma de posesión de su esposo. Se excusaba por no presidir los festivales del día de las madres que para entonces se habían puesto de moda. Más tarde tuvo que presidir algunos actos femeninos, mítines sindicales y asambleas de intelectuales; incluso estableció una oficina desde la cual mantenía correspondencia con mujeres de todo el país, para conocer sus problemas. Participó en asociaciones con fines de asistencia y asistió a la recepción de los niños españoles. Su participación pública más importante fue la que efectuó a raíz de la expropiación petrolera: encabezó un comité femenino y presidió en el Palacio de Bellas Artes la colecta pública destinada a reunir fondos para el pago de la deuda.

[editar] Vida después de ser Primera Dama

Terminado el mandato presidencial de don Lázaro, unos días después, abandonaron la casa de Los Pinos y se fueron al lugar que más le gustaba a don Lázaro Cárdenas: su casa paterna en Jiquilpan. Desde allí iban también a su propiedad campestre en la que sembraban frutas y otros productos agrícolas. A pesar de sus declaraciones en contra del concepto y el papel de la Primera Dama, la señora Amalia es la única que se convirtió en “exPrimera Dama profesional”, pues constantemente recibe invitaciones de México y del extranjero para presidir actos y ceremonias en los que se honra una determinada ideología o forma de trabajo social como la que impulsó el general Cárdenas.

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