

José Padilla Sánchez
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José Padilla, popularmente el maestro Padilla, compositor e instrumentista (*Almería, 23 de mayo de 1889, ?Madrid, 25 de octubre de 1960).
[editar] Vida y obra
Se cuenta que en el momento de nacer, una banda de música pasó bajo el balcón de su casa, situada en la almeriense plaza de San Pedro. La partera ahuguró “Este niño será músico”, y acertó de pleno. No en vano, algunos le hacen nieto de Pepe Sánchez, músico cubano de Santiago que compuso el que se considera primer bolero de la historia, Tristezas, en la década de 1880.
Con catorce años compone su primera obra y se traslada a Madrid para estudiar en el conservatorio. Allí conoce a Tomás Bretón y otros autores, compone un popular pasodoble dedicado al torero Julio Gómez Cañete, Relampaguito, almeriense como él. En 1906 estrena su primera zarzuela, El centurión.
Más adelante se trasladó a Barcelona, donde el ambiente mediterráneo y la influencia de personajes como Picasso condicionaron sensiblemente su obra.
Tuvo gran predicamento en Argentina, a donde llegó por primera vez en 1914. En Buenos Aires musicó diversas piezas, como Teatro nacional, de Miguel Álvarez o La europea, de Antonio M. Viérgol. Regresó varias veces, la última en 1921, cuando puso música al sainete El taita del arrabal, de Manuel Romero y Luis Bayón Herrera. Compuso varios tangos y grabó con Carlos Gardel.
A su vuelta de Argentina compuso algunas de sus obras más famosas: El relicario y La violetera, que fue incluida por Charles Chaplin en su película Luces de la ciudad (su primera película sonora) e interpretada en la película del mismo nombre (de 1958) por Sara Montiel.
Sus estancias posteriores en París consolidaron su proyección internacional iniciada en Argentina. En la capital francesa frecuenta de nuevo a Gardel y conoce a Maurice Chevalier. Sus obras son interpretadas en el Casino, el Folies Bergère y el Moulin Rouge.
Compuso otras varias zarzuelas, entre ellas La bien amada, Sol de Sevilla y La mayorala. No obstante, su gran popularidad le vino brindada por su amplio repertorio de canciones y coplas, entre las que destacan el popular pasodoble Valencia, que se convertiría con los años en himno oficioso de la ciudad. Otras, de variado éxito, fueron Ça c’est Paris, Nuit d’Orient, Violette di Parma, a las que habría que añadir, Son celos, Campanella, Noche de Venecia, Oración a Santa Rita, Golondrinas de mi alero, Miguelín, Mis amores, La cautiva, Princesita, El golfo de Santa Catalina, ¡Ay, Nemesio!, La mujer del torero, Pajarita mañanera, La eterna canción, La pecadora, La vendedora de amor, etc. Fueron las composiciones de Padilla puestas en voz de las mejores cantantes del momento, como Raquel Meller, Carmen Flores, La Goya o Pastora Imperio.
A lo largo de su vida compuso música y canciones para 35 películas, y trabajó los géneros más diversos: desde la música religiosa a la revista y el cabaré pasando por la opereta y el pasodoble.
El auditorio municipal de la ciudad de Almería lleva su nombre. A su ciudad dedicó precisamente el Himno de Almería, con letra del poeta también almeriense José Martínez Álvarez de Sotomayor.
Actualmente se está rehabilitando la casa del músico en el Grao de Valencia para convertirla en museo.