Roto

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Roto

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Con el adjetivo substantivado roto se denomina en Chile, en general, a un tipo humano, la persona de origen urbano y pobre. En Chile mismo, desde comienzos del siglo XX, el término comienza a adoptar una connotación clasista (negativa), en referencia a los pobres de las ciudades. Actualmente denota, cada vez con mayor frecuencia, a quienes tienen malos modales o costumbres vulgares, sin ser necesariamente de clase baja.

Tabla de contenidos

[editar] Orígenes

Durante la conquista española, Diego de Almagro regresaba del sur del continente por el desierto de Atacama. La travesía fue desastrosa. Tal fue el estado en que llegó Almagro y sus seguidores que desde entonces se les llamó los “rotos de Chile” a quienes vinieran de esas tierras. Solo se atrevería a ir a conquistarlo 4 años más tarde, Pedro de Valdivia.

Monumento al roto chileno. Plaza Yungay, Santiago.

Monumento al roto chileno. Plaza Yungay, Santiago.

Posteriormente, el empleo del término parece hallarse en episodios de la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Restaurador Chile-Perú. Las tropas restauradoras, en su mayoría chilenas, vencieron a las confederadas en la batalla de Yungay, el 21 de enero de 1839. La mayor parte del contingente chileno pertenecía a grupos de extracción social pobre. En Chile se rindió homenaje a los vencedores de Yungay y se instituyó el 21 de enero como el Día del Roto Chileno. Además, es indirectamente conmemorado con el Himno de Yungay, ya que en su época se percibió como la consolidación de la nacionalidad chilena.

El gran folclorista Oreste Plath ha propuesto otras interpretaciones. Aparentemente, la expresión podría tener origen en las lenguas originarias de América:

A esta palabra se la hace venir también del quichua y del araucano, pues con ella se indicaba una práctica que ejercían los peruanos y que consistía en no cortarles el pelo a los niños hasta los cinco años; esta ceremonia tenía un carácter ritual. Conjuntamente con cortarles la cabellera, se les cortaba el vello del cuerpo, ceremonia que se llamaba ?rutu-chicu?.

Entre los araucanos, la práctica de la depilación se efectuaba al llegar la adolescencia, cuando el ejercicio y el adiestramiento para la guerra así lo aconsejaban. Y, andando el tiempo, esto de ?rutu? vino a quedar en roto (?purutu?, poroto; ?huasu?, huaso; ?lazu?, lazo) y pasaría a designar al hombre del pueblo, valiente, audaz, esforzado, aventurero, altanero.

Oreste Plath, ?Epopeya del « roto » chileno?, en Nicomedes Guzmán, Autorretrato de Chile, Santiago, Zig-Zag, 1957.

Sin embargo, el término se habría aplicado originalmente a los españoles que “viajaban al Perú casi sin vestimenta uniforme y los más vestidos iban extraña y estrafalariamente abigarrados”, por lo que “roto”, posteriormente, se habría hecho extensivo, como denominación, a los descendientes de estos españoles que se avecindaron en Chile, a los “criollos” chilenos, tal vez para distinguirlos de los españoles avecindados en el Perú, quienes lograron mayor fortuna en el período de la Conquista y los primeros años de la Colonia.

Plath asegura que la procedencia es muy distinta y que el término se aplicaba desde la época de la Conquista:

El origen de la palabra ?roto? es, para muchos, sinónimo de astroso, rotoso, parchado. Pero la procedencia del vocablo es muy distinta. Se sabe que se aplicó algunos años después de la Conquista, cuando los españoles viajaban al Perú casi sin vestimenta uniforme y los más vestidos iban extraña y estrafalariamente abigarrados, lo que hizo que se les denominara a estos viajeros, ?rotos?, en el sentido español de la palabra, que es ir de cualquier modo. Los viajes se generalizaron y los que iban de Chile, es decir, estos personajes, pasaron a ser ?rotos?, no ya por su aspecto, sino por su esfuerzo y valentía; luego se generalizó por todos los países esta denominación.

Oreste Plath, ?Epopeya del « roto » chileno?, en Nicomedes Guzmán, Autorretrato de Chile, Santiago, Zig-Zag, 1957.

Para Plath el roto adquiere caracteres míticos dentro del alma nacional. Se trata, en el fondo, de la conceptualización de la gran masa popular chilena (principalmente mestiza) que sólo a partir del siglo XIX adquiere visibilidad. Hasta entonces, la hegemonía de la aristocracia castellano-vasca había privado al pueblo de todo protagonismo social.

[editar] El roto en la literatura

Mucho más tarde, con su lucidez habitual, Joaquín Edwards Bello describió en su novela El roto (Santiago, Editorial Chilena, 1920) una sociedad aparentemente marginal en que el roto era precisamente el protagonista. Ambientada en el popular barrio de la Estación Central de Santiago, los personajes, prostibularios, exhiben un modo de vida y una escala de valores que la sociedad biempensante de la época no se interesaba en conocer. Mediante esta denuncia crítica, Edwards Bello muestra aquí profundas influencias del naturalismo.

?Detrás de la Estación Central de Ferrocarriles, llamada también Alameda, por estar a la entrada de esa avenida espaciosa que es orgullo de los santiaguinos, ha surgido un barrio sórdido, sin apoyo municipal. Sus calles se ven polvorientas en verano, cenagosas en invierno; cubiertas constantemente de harapos, desperdicios de comida, chancletas y ratas podridas. Mujeres de vida airada rondan por las esquinas al caer la tarde; temerosas, completamente embozadas en sus mantos de color indeciso, evitando el encuentro con policías?, El Roto. p.15.

?El Roto es la novela del bajo pueblo de Chile: el roto es el minero, el huaso, el soldado, el bandido; lo más interesante y simpático que tiene mi tierra; es el producto del indio y el español fundidos en la epopeya de Arauco; es el pueblo americano, fuerte y fatalista, muy semejante en toda la América española, desde el pelao de Méjico hasta el criollo de las provincias argentinas. En los fuertes cuadros populares, en los más escabrosos pasajes de la novela he querido poner esa esencia, esa cosa fresca y exquisita que conserva la esperanza y da vigor al espíritu: la compasión humana?. Joaquín Edwards Bello, en: ?Nota referente al Prólogo?, en El Roto.

?El chico creció al contacto de las faldas, al calor de esa prostitución repugnante, a tres pesos el rato o siete la noche… familiarizándose con ese vicio abyecto y ese lenguaje de basural. A los tres años ya batía las manitas para lanzar palabrotas tremendas. En el prostíbulo, esa triste precocidad tenía éxito de risa. Su madre le daba una palmadita cariñosa en la boca, sonriendo con benignidad; encantada en el fondo de ese futuro peine que había engendrado su vientre?, El Roto, p. 32.

?El hacendado típico chileno, personaje híbrido, con palco en la ópera y sillón en la cámara, no puede ver en la agricultura sino un medio para lucrarse y satisfacer sus vanidades en la capital; es una máquina para exprimir y nada más. No es extraño que el campesino permanezca en condiciones de ignorancia y miseria. Lo que produce el campo lo traga la ciudad en una forma descorazonante, sin recibir ninguna recompensa el brazo que suda o la tierra generosa que da ciento por uno?, El Roto, p. 102.

?-¡Ahí! ¡A ese! ¡Atajen a ese! Gritaban detrás del fugitivo, pero ningún eco tenía sus gritos en la calle aplastada y negra bajo la noche y la lluvia. Corrieron hasta la línea del tren, donde hay una valla, en carrera desesperada. Esmeraldo llevaba la delantera y encima se venía un tren de carga. Ya iban a alcanzarle cuando se volvió de un salto y clavó un afilado puñal en la garganta del que tenían más próximo. Se desplomó sin un grito, de boca, vaciándose la aorta en calientes borbotones?, El Roto, p. 245.

[editar] Véase también

[editar] Enlaces externos

“Epopeya del « roto » chileno”, por Oreste Plath

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