Señor de los Temblores
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Señor de los Temblores, llamado también Taytacha Temblores (Tayta: “padre, señor”; -acha: diminutivo), es el Patrón Jurado del Cusco.
Cada Lunes Santo sale de la Catedral del Cusco en procesión por las calles de la ciudad recibiendo homenaje de las diversas instituciones, tanto civiles como religiosas y militares. Desde los balcones de las casas, que para esa época se adornan con dorados tapices, se arrojan los morados pétalos de una planta que crece por esa época en los campos: el ñucchu. Como punto cúlmine da su bendición a todos los fieles congregados en la Plaza de Armas.
Su historia se remonta a la época de la colonia en el Perú, cuando a mediados del s. XVI fue traído desde España como un regalo del entonces rey Carlos V. Ésta versión, tan generalizada anteriormente, ha sido desvirtuada por actuales estudios, en los que se demuestra que la efigie del Cristo fue hecha con maguey y fue aplicada una técnica cusqueña denominada “T’eque”, por tanto, el “regalo” del emperador europeo sólo habría consistido en el aporte monetario. El Cristo fue expuesto en un altar, en donde el humo de las velas y de los inciensos lo hizo del color negro que ahora ostenta.
A finales del mes de marzo de 1650 un terremoto asoló la ciudad. A un tiempo la gente sacó en procesión al Cristo negro, que hasta entonces estaba olvidado en su altar, y el movimiento fue detenido al instante. Fue colocado en la puerta de la Catedral mirando a la ciudad para aplacar las constantes repercusiones del sismo. Por éste evento fue bautizado como Señor de los Temblores, y luego como Patrón Jurado del Cusco. Con el paso del tiempo se le añadieron las imágenes de la Virgen Dolorosa y de San Juan Evangelista.
El Cristo está copiosamente adornado. Los clavos de sus manos y de sus pies son de oro puro con incrustaciones de piedras preciosas, tenía una corona de oro puro con piedras que pesaba 1,3 kg, que en la década de 1980 fue robada. La que ahora usa es áurea también, pero es más liviana.
Según la tradición, durante la procesión del Lunes Santo, el peso de las andas es el peso de los pecados del que lo carga; y su rostro expresa cómo va a ser el año siguiente.