Sionismo cristiano
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Según Stephen Sizer, autor de Sionismo Cristiano (2003), el moderno sionismo cristiano viene definido en gran parte por la noción de dispensacionalismo, es decir, por la idea de que la Humanidad ha de pasar por siete períodos de pruebas divinas que culminarán en el Armagedón y en la Segunda Venida de Cristo. Según algunos, todo esto encaja nítidamente con otra poderosa corriente de la ideología derechista: el sionismo cristiano. En esta escatología, los judíos y el moderno Estado de Israel juegan un papel tan central que el sionismo, el dispensacionalismo y el sionismo cristiano son a la postre prácticamente intercambiables.
[editar] La centralidad de Israel para los sionistas cristianos
Como explica Sizer, el sionismo cristiano proclama no solamente que todo acto ejecutado por Israel está orquestado por Dios y debería ser condonado, apoyado e incluso ensalzado por todos, sino que los judíos liderarán el proceso ya que, según la interpretación sionista, ello hará recaer la bendición divina sobre todo el mundo en la medida en que los países reconozcan y respondan a lo que Dios obre en y a través de Israel.
Sizer define el sionismo cristiano en base a siete postulados:
- 1.- Hermenéutica literal
- 2.- Los judíos continúan siendo el pueblo elegido de Dios
- 3.- Los judíos tienen derecho divino sobre la tierra de Oriente Medio
- 4.- Jerusalén es la capital exclusiva de los judíos
- 5.- El templo judío debe ser reconstruido
- 6.- Los árabes son los enemigos del pueblo de Dios
- 7.- El fin del mundo llegará pronto en la gran batalla del Armagedón, pero los cristianos que apoyen a Israel sobrevivirán.
Este movimiento religioso hunde sus raíces en la Reforma Protestante, en cuyo seno la Biblia fue enseñada dentro de un contexto histórico contemporáneo, atribuyéndosele un significado literal. La escatología puritana, que llegó a ser dominante en el protestantismo estadounidense ya para finales del siglo XVII (piénsese en Jonathan Edwards y Cotton Mathers), asumió un carácter postmilenarista, enseñando que la conversión de los judíos traería consigo la bendición futura para toda la Humanidad.
En Gran Bretaña, donde el dispensacionalismo maduró, el sionismo cristiano produjo figuras tan influyentes como Lord Shaftesbury, Lord Arthur Balfour y Lloyd George (la propia reina Victoria asumió el título de Protectriz de los Judíos). Balfour trabajó estrechamente con el líder sionista Haim Weizmann (que llegaría a ser el primer presidente del Estado de Israel) para producir lo que se conocería como la Declaración Balfour. Considerada como la primera gran declaración de apoyo al sionismo realizada por una potencia mundial, proclama de forma un tanto insincera que ?El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío, y empleará sus mejores empeños para facilitar el logro de dicho objetivo, dejando claro que nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías ya existentes en Palestina?. En una fecha tan temprana como ésa los sionistas cristianos privilegiaron los derechos de los judíos sobre los de los palestinos ?en realidad, ignoraron completamente los derechos de los ?nativos?.
En una carta extraordinariamente cándida escrita en 1919, Balfour expresó por primera vez la naturaleza engañosa de la política exterior de Occidente con respecto a los palestinos que ha sido la característica predominante durante el siglo pasado: ?Pues en Palestina no pretendemos ni siquiera pasar por la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes del país?, escribió. ?Las Cuatro Grandes Potencias están comprometidas con el sionismo. Y el sionismo, sea justo o injusto, bueno o malo, está enraizado en tradiciones seculares, en las necesidades del presente, en las esperanzas del porvenir, mucho más sustancialmente importantes que los deseos o los prejuicios de los 700.000 árabes que viven hoy en esta antigua tierra… Resumiendo, por lo que respecta a los palestinos, las Potencias no han adoptado ninguna resolución concreta que no sea evidentemente injusta ni ninguna declaración de intenciones que, al menos en su letra, no hayan intentado violar en todo momento?.
Aunque el sionismo cristiano cuenta con reductos de poder en otros lugares ?en Holanda y Escandinavia, por ejemplo, así como entre muchos sionistas de los países del Tercer Mundo?, su centro real lo constituye sin duda Estados Unidos, a donde fue llevado desde Inglaterra a mediados del siglo XIX por John Nelson Darby, personaje descrito por Sizer como ?el padre del Dispensacionalismo? y que hizo de la idea de un Israel renacido la piedra angular de su teología apocalíptica. Darby, dice Sizer, ?ha ejercido probablemente mayor influencia en el pensamiento apocalíptico [end-time thinking] que ninguna otra figura en los dos últimos siglos (aunque rivaliza con él la serie ?Relegados?, de Hal Lindsey Tim LaHaye, influido por él). A falta de un poderoso movimiento sionista, el sionismo cristiano estadounidense surgió de la confluencia de estas complejas asociaciones, evangelistas, premilenaristas, dispensacionalistas, milenaristas y protofundamentalistas. Los sionistas cristianos ya no esperaban que el arrepentimiento nacional judío precediera a la restauración; podría aguardar hasta después de la vuelta de Jesús con el milenio?.
Darby predicaba que Dios tiene dos pueblos distintos y separados: la Iglesia ?su pueblo divino? y los judíos ?su pueblo terrenal. Aunque ambos funcionan como una unidad, en realidad, tal como ya indicamos, los judíos asumen un papel de liderazgo a través de Israel. Por el contrario, los dispensacionalistas ven dos tipos muy distintos de ?dispensa? al final de los tiempos. Mientras que los cristianos disfrutan de la Segunda Venida y la salvación del Milenio, los judíos, sus supuestos aliados, padecen un destino muy diferente: en el Armagedón dos tercios de los judíos mueren y el tercio restante se convierte al cristianismo, condición necesaria para la Segunda Venida. El dispensacionalismo tiene poco de teología amistosa con los judíos. A pesar de ello, las tres principales clases de dispensacionalismo ?el Apocalíptico (preocupado por el Fin de los Tiempos, el Mesiánico (atareado evangelizando judíos para Jesús), y el Político (empleando medios políticos para defender y bendecir a Israel)? comparten los mismos postulados: compromiso con la literalidad bíblica, una escatología futurista y la restitución de los judíos a Palestina.
Varios dispensacionalistas han jugado un papel básico en la definición del moderno sionismo cristiano. William E. Blackstone, que predicaba que los judíos gozaban de un derecho bíblico sobre Palestina y pronto serían devueltos a esa tierra, apoyó económicamente a Darby y trabajó estrechamente con Louis Brandeis, el miembro judío de la Corte Suprema y pionero líder sionista estadounidense que en cierta ocasión proclamó: ?Tú [Blackstone] eres el Padre del Sionismo puesto que tu trabajo precede al de Herzl?. Cyrus Scofield, cuya Biblia de Referencia Scofield, publicada en 1918, ha sido descrita como ?la Biblia del fundamentalismo estadounidense?, jugó un papel clave en la fundación del Seminario Teológico de Dallas, el principal brazo académico del dispensacionalismo (desde donde Lindsay predica). La independencia de Israel en 1948 y su arrolladora victoria en la Guerra de los Seis Días de 1967, premonitorias del Armagedón, galvanizaron a los sionistas cristianos, pero solamente con la elección en 1976 del presidente Jimmy Carter ?un cristiano ?renacido??, que coincidió con la elección en 1977 de Menahem Begin como Primer Ministro de Israel, comenzaron a fusionarse verdaderamente en serio como una fuerza política organizada dentro del sistema político estadounidense, una tendencia que quedó consolidada por la ulterior elección de Reagan y por la emergencia de la ?Mayoría Moral? de Jerry Falwell. No solamente el lobby judío sionista de los USA tenía un campeón en la Casa Blanca, sino que sionistas cristianos, incluidos el Fiscal General Ed Meese, el Secretario de Defensa Casper, el Secretario de Interior James Watt y, desde luego, el propio Reagan, accedieron por primera vez al poder político. Lindsay, Pat Roberson y Falwell, que en 1982 fue invitado por Reagan a dar una charla al Consejo Nacional de Seguridad, obtuvieron acceso formal a los líderes y gestores políticos estadounidenses.
Hoy, Jerry Falwell, que llama al ?Cinturón Bíblico? estadounidense el ?Cinturón de Seguridad? de Israel, calcula que existen 70 millones de sionistas cristianos y 80.000 pastores sionistas cuyas ideas son diseminadas por 1.000 emisoras cristianas de radio y 100 cadenas cristianas de televisión. Constituyen de forma clara una facción dominante del Partido Republicano y representan un cuarto de los votantes de Bush.