Historia de Túnez

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Historia de Túnez

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Túnez, o más apropiadamente Tunicia (puesto que es la tierra de Túnez, que es la capital), pertenece al Magreb (palabra de origen árabe que significa occidente), zona que abarca Marruecos, Argelia y Túnez, por lo que su historia está ligada a la de esos países.

Tabla de contenidos

[editar] Prehistoria

Los descubrimientos arqueológicos en la región del Magreb datan de hace unos 200.000 años. Alrededor del 3000 adC, se estableció en esta región el primer asentamiento humano permanente.

Anteriormente, varios grupos de cazadores-recolectores habían ocupado algunas parcelas de la región, y dejado a su paso vestigios tan notables como las pinturas sobre roca en los montes Hoggar y Tasili, en el Sáhara meridional. Estas pinturas datan, aproximadamente, del año 6000 adC, y muestran, sobre todo, personas con casco, trajes, guantes (?), personas cazando, animales, muchos de ellos ya extinguidos o localizados bastante más al sur del continente.

Grandes extensiones de ¿la región? de Tasili estuvieron cubiertas por agua. En torno al siglo X adC., una oleada de invasores de piel blanca llegó procedente del Asia occidental, y hacia el siglo V adC ya se habían extendido por todo el norte del continente africano. Esta raza es conocida por el nombre de capsiense, al haber sido descubiertos unos restos arqueológicos en la antigua Capsa (la actual Gafsa, en Túnez). Los hallazgos se limitan, básicamente, a las hachas de piedra y otros instrumentos bastante más elaborados que los encontrados en otros lugares de la región, y que corresponden a la misma época. Se cree que el pueblo bereber desciende de esta raza.

[editar] Los fenicios

Los fenicios llegaron a la costa norteafricana hacia el año 1000 adC. con la intención de asentar puertos para sus barcos mercantes que efectuaban la travesía desde el Mediterráneo oriental hasta el litoral atlántico de la península ibérica, una importante fuente de metales en bruto. En su conjunto, estos puertos no fueron demasiado utilizados, y se hizo muy poco para explotar el interior del continente.

En torno al siglo VII adC, se fundaron asentamientos en Tamuda (Tetuán), Lixus, y Tingis (Tánger), en Marruecos; Saldae (Bugía o Bejaia), en Argelia; y Utica, Cartago, Hadrumetum (Susa) e Hippo Diarritus (Bizerta), en Túnez.

[editar] Cartago

Hacia el siglo IV adC., cuando Tiro había caído a manos de los persas y, por tanto, su influencia en el Mediterráneo había decaído, Cartago era ya una potencia regional que controlaba todo el litoral septentrional hasta la costa atlántica de lo que hoy es Marruecos. Los cartagineses explotaron el interior de la zona, sobre todo la fértil península del cabo Bon, e hicieron todo lo posible por mantener las rutas comerciales. Esta situación desembocó en un enfrentamiento con los griegos en Sicilia, en el siglo 396 adC, en el cual los cartagineses fueron derrotados. En el año 310 adC., los invasores griegos, mandados por Agatocles, tirano de Siracusa, desembarcaron en el Norte de África y, durante tres años, fueron dejando un rastro de destrucción hasta que los ejércitos cartagineses los derrotaron.

Más adelante, también en Sicilia, convergieron los intereses romanos y los cartagineses, lo que ocasionó las Guerras Púnicas y, en último término, la caída de la propia Cartago. La primera de las Guerras Púnicas resultó un largo conflicto que se mantuvo por espacio de 22 años, desde el 263 hasta el 241 adC. Los cartagineses, vencidos en numerosas batallas navales, consiguieron derrotar y capturar al general romano Regulus. No obstante, tras la pérdida de su armada en una escaramuza que casi les costó la aniquilación, aceptaron las exigencias de Roma y cedieron sus posesiones en Sicilia, seguidas muy pronto por las de Cerdeña y Córcega.

Cartago hubo de afrontar, además, varios problemas locales: ya no había dinero en las arcas para pagar a los mercenarios, que se rebelaron, y sólo pudieron ser reducidos al cabo de un prolongado período de brutalidad y duros enfrentamientos. Este proceso fue conocido como la Guerra Sin Tregua. Tras la primera Guerra Púnica, Cartago consolidó su posición en África y se estableció en la península ibérica bajo el liderazgo de Amílcar, teniendo como capital Cartago Nova (Cartagena).

El hijo de éste, Aníbal, ignoró las amenazas de Roma encaminadas a desanimar la expansión cartaginesa. El emperador romano Escipión recuperó la península ibérica y desembarcó en África, concretamente en Útica, en el año 204 adC. Durante medio siglo, Cartago conservó sus territorios en el norte de África pese a las incesantes amenazas por parte del rey númida Masinisa, establecido en Cirta (hoy Constantina, en Argelia) y previamente aliado con el invasor Escipión. Si bien Cartago ya había dejado de ser una potencia, muchos romanos creían que, mientras existiera, constituiría una amenaza latente. Entre éstos se hallaba Catón el Viejo, un eminente estadista y escritor que destacó por su vehemente oposición a Cartago. Así, en la tercera Guerra Púnica, la armada de Roma desembarcó una vez más en Utica, en el 149 adC. Durante los tres años siguientes, los romanos sitiaron Cartago, y ésta cayó por fin en el 146.

[editar] Roma

El asentamiento romano en África no obedece tanto a un deseo de expandirse como a una necesidad de supervivencia provocada por las guerras contra Cartago. La zona fue sometida al dominio de un gobernador durante casi un siglo. Al término del mismo, el emperador Augusto refundaría Cartago en el año 44 adC. e instalaría un procónsul en ella para que gobernara la nueva colonia, lo que indica la pujante importancia de la región. Las áreas situadas al oeste seguían controladas por los gobernadores númidas. Durante un período de unos cincuenta años, se registró un intenso tráfico de colonizadores romanos en busca de sus propias tierras. La expansión estatal efectuó grandes progresos cuando el último de los reyes númidas, Juba I, se replegó con sus tropas en una dirección errónea, durante la guerra civil romana, y fue derrotado por Julio César en el año 46 adC en Tapso (cerca de Mahdia). La nueva provincia de Africa Nova fue refundida con la vieja y rebautizada como Africa Proconsularis.

Cuando el rey mauritano Bocco II murió en el 33 adC., Augusto instaló a Juba II, un renombrado erudito casado con Cleopatra Selene (hija de Marco Antonio y Cleopatra), como rey. Tras el asesinato del hijo y sucesor de Juba II, Ptolomeo, el reino occidental se dividió en las provincias de Mauretania Caesarensis, que se extendía desde lo que es hoy Sétif hasta la frontera marroquí, y Mauretania Tingitana, desde allí hasta la costa atlántica. A partir de ese momento, y hasta el declive del Imperio Romano en el siglo IV dC., el Norte de África, estuvo sometido a Roma.

La agricultura representaba un importante papel, y en el siglo I dC. África proveía más del 60 de la demanda de grano del Imperio. La ganadería y la pesca estaban también muy extendidas; asimismo, la mayor parte de las fieras que se utilizaban en los espectáculos circenses procedía de África. El período del dominio de Roma experimentó una gran extensión urbanística a lo largo de la costa norteafricana, donde se establecieron colonias de soldados veteranos y civiles. Muchas comunidades indígenas prosperaron, y a sus miembros les fue concedida la ciudadanía romana; de hecho, muchos nobles romanos eran de origen africano. Algunos de ellos accedieron al alto funcionariado. Las colonias de África proporcionaron también una línea de emperadores africanos, el más notable de los cuales fue Septimio Severo.

Estos ciudadanos ricos donaron los edificios públicos monumentales que adornaron las ciudades romanas de la región. Los terratenientes se rebelaron contra el incremento de los impuestos y se registraron levantamientos tribales en Mauritania. El cristianismo se expandía con rapidez, sobre todo a partir del emperador Constantino en el año 313. Se esperaba que esa circunstancia contrarrestara la crisis del Imperio, pero la controversia donatista que emergió en Cartago se encargó de aniquilar tales esperanzas. Esta controversia se centró en torno al cisma provocado por la escisión del sacerdote cartaginés Donato de la iglesia ortodoxa.

[editar] Vándalos y árabes

[editar] Imperio otomano

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