Joseph Goebbels

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Joseph Goebbels

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Paul Joseph Goebbels
Nacimiento: 29 de octubre de 1897
Rheydt, Alemania
Fallecimiento: 1 de mayo de 1945
Berlín, Alemania

Dr. Paul Joseph Goebbels (*29 de octubre de 1897 – ?1 de mayo de 1945) fue el ministro de propaganda del gobierno de Adolf Hitler (en alemán Propagandaministerium) en la Alemania Nazi.

Fue una figura clave del régimen, conocido por sus dotes retóricas y su capacidad persuasiva. Promovió la depuración de los ambientes culturales y la más extensa difusión de los mitos nazis. Fue quizás el más leal de los colaboradores del Führer. Se suicidó después de ejecutar a su esposa, quien había envenenado a los seis hijos de la pareja.

Una famosa cita de Goebbels, repetida hoy en día con profusión: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad“.[cita requerida]

Tabla de contenidos

[editar] Infancia y juventud

Hijo del contador Friedrich Goebbels y de su esposa Maria (de soltera Oldenhausen), nació en Rheydt (Renania). A los 4 años de edad sufrió una osteomielitis, que le atrofió la pantorrilla derecha y le dejó zambo. Debido a esto y a su corta estatura, sus contrarios le pusieron después el apodo de “ungebleichter Schrumpfgermane” (germano achicado sin blanquear). Pese a su minusvalía destacó por sus notas en el colegio y fue el mejor de su promoción al aprobar el bachillerato en 1917.

Goebbels se presentó voluntario al ejército en la Primera Guerra Mundial pero fue rechazado por ser zambo. Estudió filología germánica y clásica e historia en las universidades de Bonn, Wurzburgo, Friburgo y Heidelberg, doctorándose en esta última en 1921.

Goebbels como joven universitario sentía afinidad por las ideologías radicales. Desde 1922 empezó a interesarse cada vez más por los escritos de Oswald Spengler y Houston Stewart Chamberlain. A diferencia de Hitler, Goebbels no era un antisemita declarado, aunque le irritaba que su nueva amiga Else Janke fuera judía por parte de madre, por lo que terminó sus relaciones con ella en 1926. En 1923 y por mediación de su novia logró un puesto en la sección de bolsa del Banco de Dresde, pero lo perdió a los nueve meses. Desde entonces Goebbels odiaba el capitalismo y lo consideraba como una conjura del judaísmo.

[editar] Trayectoria en el partido nazi

Goebbels se unió al Partido Nazi el 9 de diciembre de 1925 con el número de ficha 8.762 y fue primeramente secretario particular de Gregor Strasser, uno de los líderes del mismo. En esta época mantenía distancias con Hitler, pues reprobaba que éste aceptara dinero de los industriales, pese a que él mismo recibía ayuda financiera del fabricante Arnold. Después del putsch de 1923, Goebbels apoyó las iniciativas de Hitler y se convirtió en su fervoroso portavoz. Fue nombrado por Hitler jefe de propaganda del NSDAP en 1930 y empezó a organizar manifestaciones de masas, con la participación activa de guardias y abanderados. La muerte de Horst Wessel le dio la oportunidad para organizar un entierro fastuoso en el que pronunció el discurso fúnebre.

Un objetivo de Goebbels consistía en que el partido nazi subiera al poder haciendo uso de los medios que proporcionaba el estado de derecho democrático de la República de Weimar, según escribió en 1928 en el periódico Der Angriff, fundado por él un año antes.

Tras haber sido nombrado jefe de propaganda, Goebbels movilizó a todo el partido nazi para las elecciones de 1930, en las que Hitler consiguió el 18% de los votos. Dos años después, los nazis volvieron a cosechar éxitos en los comicios y Hitler fue nombrado por Hindenburg Canciller del Reich. Cuando Hitler presidió el desfile militar de las SA en Berlín, Goebbels estaba a su lado.

Contrajo matrimonio con Magda Quandt en 1931, con la que tuvo seis hijos. En 1938 su esposa quiso divorciarse por un lío amoroso que había tendido Goebbels con una actriz checa, pero Hitler se opuso a ello. A pesar de su aspecto de bajo perfil, era poseedor de una personalidad desbordante, absolutamente manipuladora y dominante, mujeriego empedernido, adicto sexual, recalcitrante y halagador, su figura creció a la sombra del Führer.

El 13 de marzo de 1933 fue nombrado ministro de Propaganda, controlando en adelante la literatura, la prensa, el teatro, la radio, las bellas artes y el cine. Es en el aspecto cinematográfico donde conoce a Leni Riefenstahl?, presentada por Rudolf Hess y aprobada por el Führer, para realizar documentales propagandísticos, el choque de personalidades fue inevitable y ambos se profesaron animadversión mutua.

Con su talentosa retórica creó la mayoría de los discursos de Hitler, ideó la propaganda radiofónica y el Ministerio de Propaganda y fue la cara visible y el portavoz del nazismo. Cada año tomaba parte en los congresos de Nuremberg en el Campo Zeppelín.

Fue uno de los personajes con mayor poder en el anillo de hierro de Hitler; gracias a su elevada posición medró de los beneficios y privilegios realizando, entre otros hechos, cuanta conquista femenina le cayera por delante.

[editar] Segunda Guerra Mundial

Al comienzo del conflicto bélico prohibió inmediatamente que se escucharan emisoras extranjeras y contribuyó con numerosas medidas propagandísticas a que el pueblo alemán mantuviera la fe en la victoria final. Asimismo tuvo un papel determinante en que fallara el atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944, aprovechando la indecisión del comandante Ernst Remer, y difundió rápidamente por radio que el golpe de estado había fracasado.

Los bombardeos aéreos de los aliados destruyeron numerosas ciudades del país, y Goebbels procuró que la indignación causada no se dirigiera contra el gobierno propio, sino contra los atacantes. Cuando las noticias de los frentes no podían ocultar las derrotas militares con eufemismos, Goebbels apeló a la solidaridad, la confianza y la voluntad de vencer. Esta campaña propagandística culminó en la famosa reunión del 18 de febrero de 1943, en la que el representante del régimen nazi proclamó la “Guerra Total” en el Palacio de Deportes de Berlín.

[editar] El misterio de su muerte

Al igual que con Hitler, los detalles de la muerte de la familia Goebbles no han sido muy aclarados. Se sabe que Goebbels mismo, así como su esposa Magda, intentaron infructuosamente hacer recapacitar a Hitler de su promesa de suicidio. Magda Goebbles incluso llegó a rogar al Führer que no se suicidara, lo único que consiguió fue un par de minutos más de vida para él y para su flamante esposa Eva Braun. Después de consumado el suicidio de Hitler, Goebbels y su esposa acordaron el suicidio familiar junto con sus 6 hijos, Helga, Hilde, Helmut, Holde, Hedda y Heide, con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años, todos los nombres empezaban por la misma letra para honrar el apellido del Führer.

Se sabe que Albert Speer y otros personajes trataron de hacer desistir de sus intenciones a los empecinados Goebbels. A 24 horas de la muerte de Hitler, y ya habiendo acordado previamente el suicidio colectivo de su familia con el Führer, su esposa hizo vestir a los hijos con pijamas blancos, los acostó en sus aposentos en el Führerbunker y ordenó al médico alemán Ludwig Stumpfegger envenenarlos con cianuro encubierto en chocolates. Luego de consumado el acto, Goebbels y su esposa se vistieron con sus mejores trajes y salieron al exterior del búnker dando instrucciones a su Edecán, Werner Grothmann,de las SS de ser ametrallados y quemados.

Grothmann indicó después de la guerra que los Goebbels se dispararon mutuamente. Más tarde fueron parcialmente quemados del mismo modo que los restos de Hitler y Eva Braun.

Stalin había dado órdenes de que se buscaran a los lideres nazis vivos o muertos, en especial los de Hitler y Goebbels. Al ser encontrados por los soviéticos, sus cuerpos estaban demasiado calcinados para discernir si era cierto. Los cadáveres de sus hijos, más los restos carbonizados, fueron llevados a la Unión Soviética. En 1973, se hizo una nueva autopsia junto a los cuerpos de Hitler y Eva Braun. Se destruyeron los cuerpos y se arrojaron a una alcantarilla en Alemania del Este.

[editar] Los principios de la propaganda

Goebbels era un genio de la propaganda. Unos famosos principios impulsaron su trabajo. Todavía son usados hoy en día como herramienta propagandística. Son estos:

  1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
  2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
  3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
  4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
  5. Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
  6. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.”
  7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
  8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
  9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
  10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
  11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa “como todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad.

?Miente, miente, que al final algo quedará… …cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá…” [cita requerida] Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi.

[editar] Véase también

[editar] Fuentes y enlaces externos


Predecesor:
Adolf Hitler
Cancilleres de Alemania
1945
Sucesor:
Conde Lutz Schwerin von Krosigk

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